lunes, 24 de septiembre de 2012

El cosmonauta que cayó antes de despegar

Cuando comenzó la polémica sobre las descargas a través de Internet y los derechos de autor, la frase "pues que den conciertos" se convirtió en un clásico para referirse a los músicos que sacaban una canción famosa y luego se dedicaban a vivir de rentas, pero que luego venían quejándose de que la gente se descargaba su música, llamándoles piratas. Sin embargo, cuando se hablaba del mundo del cine, no parecía que hubiera muchas alternativas para un arte tan costoso si la gente se descargaba la película sin pagar ni un duro.

Hacia 2009, sin embargo, se inició en España un curioso proyecto llamado El Cosmonauta. Se trataba de una película que pretendía financiarse a través de donaciones voluntarias por parte de gente que estuviera interesada en que se realizara la película. A esta manera de hacer las cosas se la designa con la palabra anglosajona crowdfunding. El director era un joven llamado Nicolás Alcalá, y la película iba a pertenecer a una pequeña empresa de la que él era socio, Riot Cinema.

Como yo estaba interesado en la película (la astronáutica siempre me ha parecido interesante, y más la soviética, que es más desconocida para nosotros), y como además me parecía una idea novedosa que podía ayudar al mundo del cine, el mes de mayo de 2011 decidí hacer una donación de 100 euros. Realmente, no lo vi nunca como una inversión; era consciente de que era muy improbable recuperar ni un solo euro de la financiación, ya que se trataba de un proyecto prácticamente amateur y que difícilmente conseguiría recaudar el dinero que seguramente hace falta para una película sobre un tema como ese. Lo hice simplemente por principios y porque me caía simpática la idea.

En efecto, fue pasando el tiempo sin que tuviera noticias de que la película estuviera acabada. Una pena, pensé, pero ya me lo esperaba. Sin embargo, en julio de 2012 me enviaron una carta anunciando que el estreno sería para la primavera de 2013. Por un lado me alegré de que por fin fuese a ver la luz, pero tuve una sensación extraña. ¿Cómo es que un grupo de chavales se toman casi 4 años para hacer una película? ¿De qué han estado viviendo todo este tiempo? Si realmente se les iba de presupuesto, ¿no hubiera sido mejor que se centrasen en algo más asequible? Pero bueno, tampoco le di importancia, y me volví a olvidar del tema. Ya me avisarán, pensé, cuando por fin la estrenen, y a ver cómo queda.

Cuál fue mi sorpresa cuando hace unos días, volví a tener noticias de Nicolás Alcalá y de su empresa (de la que entonces he averiguado muchas cosas que no sabía), pero no por la película, sino por una lamentable carta que se atrevió a enviar a un parado llamado Carlos que le pedía trabajo, en la que lo humillaba de una manera injustificable, y que luego tuvo la desfachatez de subir a Internet y compartir con sus colegas.

Este hecho no pasó inadvertido a los usuarios de las diferentes redes sociales, y se multiplicaron los comentarios de condena, por lo que los chicos de Riot Cinema intentaron disimularlo, haciendo ver que en realidad era una carta positiva, enviada con la mejor intención, para aconsejar a Carlos en su búsqueda de empleo, así que publicaron esta entrada en su blog, para calmar un poco las críticas, aunque sin arrepentirse ni darse cuenta del patético ridículo que habían hecho (lo cual dice muy poco de ellos y de sus capacidades para llevar una empresa).

Pero la gente no es tonta, y esta manera de negar la evidencia es demasiado burda, así que las críticas se encendieron aún más, llegando incluso a foros como menéame o forocoches, que reciben miles de visitas cada día.

Acorralados, y temiendo por el futuro de su empresa, volvieron a intentar calmar a la gente con otra entrada del blog, aparentemente llena de humildad y arrepentimiento, pero que no desprendía suficiente sinceridad, y que a estas alturas ya no colaba. Se veía demasiado claramente que sólo querían salvar sus culos. Esta disculpa tiene ahora mismo más de 2.600 comentarios, casi todos poniéndolos a caldo, e incluso amenazándoles.

No voy a entretenerme ahora en comentar todos los detalles de las dos cartas y las dos disculpas; con lo que hay por la red podéis contrastar opiniones en gran cantidad. Si tenéis curiosidad por mi opinión, podéis leer los comentarios que hago en menéame, donde escribo como donatien.

El acojone de los chicos llegó tan lejos que incluso sacaron sus fotos de su web. Las habían colgadó ahí para dar una imagen de empresa actual y transparente, una empresa que da un trato personal, muy 2.0 que se dice ahora; todos ellos en poses propias de modernillos graciosos y con comentarios de lo más gafapastosos sobre ellos mismos. Si tenéis curiosidad, aquí hay una captura de caché donde podéis contemplar el aspecto de su web antes de que escondiesen sus perfiles. El tipo de la manzana, con pinta de choni es Nicolás Alcalá. Como veis, todos ellos transmiten profesionalidad al máximo.

También desde algunos sitios surgieron voces en su defensa (como esta o esta), aunque mucho menos numerosas y contundentes que las voces críticas.

Me enteré también, gracias a algunos comentarios de menéame, de que han recibido ayudas públicas por valor de casi 100.000 euros (aquí podéis consultar la lista de empresas que han recibido ayudas y la cantidad de cada una).

En definitiva, a lo largo de estos días he ido descubriendo más y más cosas sobre este tema, que tenía ya casi olvidado, y de esta empresa de cuyo nombre ya no me acordaba, y cuya página web no llegué a descubrir en su día (pues lo dirigían todo hacia la página del proyecto). He notado, por ejemplo, que la página de la empresa, aparte de muy sosa y bastante pobre, sólo está en inglés. También está sólo en inglés el trailer de la película. Yo me pregunto: tratándose de una empresa española, ¿tanto costaba traducir cuatro frases (porque eso es lo que hay de texto) y ofrecer la web también en español? De acuerdo que la hagan también en inglés para promocionarse, pero no me parece normal que no tengan versión española, y más cuando su principal proyecto pretenden financiarlo a base de donativos, muchos de los cuales vienen, indudablemente, de España.

Por cierto, que el trailer deja entrever una película que parece una copia de las norteamericanas, tanto por la banda sonora, como por las actitudes de los actores, el hecho de que esté rodada en inglés... es que ni siquiera la estética es muy soviética que digamos. Si tan intelectuales e innovadores se creen, mejor que hubieran contratado a algunos actores locales y la hubieran rodado en ruso. Al menos hubiera quedado más auténtica.

Pues bien, estos tipos, estos chavalines con aires de modernillos y que no son capaces de presentar su miserable paginilla en español, pese a ser una empresa española, o que tienen un correo de empresa tan "guay" y tan serio como hola@riotcinema.com; estos presuntuosos que se declaran "organized, efficient and the best in her field" o "real workaholic", pero que luego tardan 4 años en hacer su proyecto inicial; estos insensibles que humillan a alguien que está en paro y que les escribe una carta de presentación estándar, sí, pero correctísima, y que luego se embolsan 100K euros de nuestros impuestos; en definitiva, estos caraduras, resultan ser aquellos mismos a los que hace un año doné 100 euritos.

¿Me arrepiento de ello? No exactamente. En cierto modo tengo la sensación de que mejor me los hubiera gastado en otra cosa; pero tampoco es menos cierto que en ese momento, con la información que tenía, parecía una buena opción. Lo que sí deseo es que ahora el destino le dé a cada uno lo que merece, y sin duda así va a ser, puesto que El Cosmonauta, como proyecto volcado en Internet que es, está ya irremediablemente condenado; y con él probablemente caiga la propia empresa. De alguna manera, la ira del gran público, a veces injusta e irracional, servirá de correcta venganza a la carta que le enviaron a Carlos, que es también injusta e irracional. Ojo por ojo, que suele decirse.

Si tuviera que darles un consejo, les diría que Nicolás Alcalá debe abandonar Riot Cinema, por el bien de su empresa; quizás entonces aún estarían a tiempo de salvar su imagen. El problema es que en realidad ya es tarde para eso. Con las pretendidas "disculpas" de su blog, lo que han  tardado en darse cuenta de su error y la manera de explicarlo, se ve claramente que la empresa misma le respaldaba en cierto modo, por lo que a estas alturas, ya todos son vistos como culpables, y el orden de los acontecimientos ha sido tal que probablemente ninguna disculpa le valga al público. Sólo queda desearles que esta experiencia les enseñe a ser más humildes y más profesionales, y que esa lección les sirva en los proyectos con los que intenten ganarse la vida una vez que Riot Cinema se hunda, lo cual, previsiblemente, no va a tardar mucho en ocurrir.


Actualización: He encontrado este artículo en el que se trata bastante acertadamente la repercusión de esta movida. También he visto un comentario en la entrada original de Riot Cinema, que explica muy bien lo que muchos pensamos sobre la carta; sólo hay que ir a la página y buscar el comentario de "El justiciero".

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Una visión alternativa sobre la "emprendeduría"


Hará cosa de un año o dos, me llegó una invitación para asistir a unas conferencias sobre algo que está muy de moda, y que determinados círculos han bautizado con la divertida palabra "emprendeduría". Es decir, la creación de empresas. El emprendedor (lo de "empresario" está mal visto y nos recuerda a un tipo gordo y con cara de mala hostia que se pasea en su Mercedes fumando un puro) es un tipo guay. El superhéroe de nuestra época, sobre todo en España, donde tanto se está criticando últimamente el carácter tradicionalmente pasivo y poco emprenderdor del español medio.

Pues bien, el caso es que me hizo gracia ver como estaba el tema, y fui. Eran una serie de conferencias, algunas bastante interesantes, que me hicieron ver las cosas de otra manera; pero probablemente en el sentido contrario al que pretendían sus organizadores. Me explico: antes de ir a las conferencias, yo comulgaba bastante con esa idea de que el emprendedor es la hostia. Un tipo que se arriesga, que crea empleo (aunque esto último es matizable), que dinamiza la economía... Cuando salí de allí, me di cuenta de que los emprendedores son, junto con los becarios y los subcontratados, una especie más explotada por el sistema; con la diferencia de que la mayoría no son conscientes de esa explotación. Pero vayamos poco a poco, que si no no se entiende.

La financiación

Algunas conferencias iban sobre el tema de la financiación. Se habló mucho de los business angels, es decir, tipos con pasta (o incluso empresas) que ponen capital para impulsar a ciertos emprendedores. Dicho así, con esas palabras (ojo a la palabra "angels", que tiene narices), parece encantador, como si lo hicieran de manera desinteresada. Nada más lejos de la realidad. Son, en realidad, inversores que quieren realizar operaciones de altísimo interés (hablamos incluso de doblar o triplicar la inversión inicial en un par de años), a cambio de asumir el riesgo de la empresa. Y no lo hacen así como así, sino a menudo a través de empresas intermedias que filtran miles de proyectos y los reducen a una pequeña bolsa de 10 o 20, que tienen posibilidades reales de éxito.

En definitiva, un fondo de inversión como cualquier otro, pero con un nombre bonito.

Aprovecho para puntualizar que se hablaba sobre todo de empresas relacionadas con las nuevas tecnologías, la informática, etc. Montar un bar es otra historia. Por eso el paradigma del triunfador, el modelo que se presentaba para animar a los futuros emprendedores, era Google.

También se habló de financiación por parte de las administraciones. Era reducidísima, y sólo a través de avalarlo casi hasta con tus órganos. Vamos, nada que no pudiera hacer un banco cualquiera.

De todo esto puede sacarse una primera conclusión: Si esperas financiación, ya puedes ir avalando con todas las posesiones que tengas, si es que tienes, porque si no, no habrá dinero para arrancar. En un caso muy poco probable, si tu proyecto es muy, muy interesante y te mueves mucho, quizás algún inversor ponga parte de la pasta (ojo, una parte no muy grande), a costa de devolvérsela con unos intereses acojonantes, y muy a menudo con una parte de la propiedad de la empresa. Y encima los llamán "ángeles".

Pero hasta aquí todo normal. Sigamos. En casi todas las conferencias se habló de la bajísima probabilidad de éxito de una empresa nueva. En los primeros dos años de actividad, la mayoría de empresas desaparecían. De las que sobrevivían, tan sólo una pequeñísima parte conseguían luego crecer y llegar a ser empresas "con cara y ojos". El resto, o desaparecían, o quedaban estancadas como eternas pymes, donde se trabajaban muchas horas para, simplemente, sobrevivir. Hablamos de un 2%, un 4% de verdadero éxito final. Ciertamente, cifras muy bajas teniendo en cuenta el riesgo que se asume y lo mucho que hay que trabajar.

La paradoja de la investigación

Lo más divertido era enterarse de que, de las poquísimas empresas que llegaban a abrirse paso con un futuro prometedor, la mayoría acababan siendo adquiridas por los gigantes del sector, que se plantaban ante los propietarios con ofertas de esas que no se pueden rechazar. Los antiguos emprendedores, o bien pasaban a formar parte del personal de la gran empresa (Dios sabe por cuánto tiempo), o bien se iban con la pasta y montaban otra start-up. Si la suma era muy elevada, quizás se dedicasen el resto de su vida a veranear en la Polinesia, pero no era lo más habitual. Resultaba curioso incluso enterarse de que las grandes empresas apoyaban la aparición de estas start-ups. Uno podía pensar que para el gran empresario eran un riesgo, y que por tanto querría aplastar a todos estos pequeños futuros competidores en potencia; pero no. Todo lo contrario. Veamos por qué: 

Imaginemos que un gigante como Apple (por decir algo) quiere lanzar nuevos productos exitosos. Una opción es tener un enorme y costosísimo departamento de I+D, dividirlo en equipos (pongamos 10 equipos), y encargar a cada equipo que se invente algo. Al cabo de un tiempo, se hace una presentación de cada novedad, se seleccionan los proyectos más interesantes (pongamos que sólo la mitad lo son) y se sacan al mercado. Una vez en el mercado, quizás uno o dos de ellos tengan éxito, pero muy posiblemente el resto sean fracasos. ¿Qué conclusión sacamos? Hemos financiado a 10 equipos de I+D durante, pongamos, 1 año, para acabar sacando 1 o 2 productos rentables. El resto son pérdidas.

Ahora imaginemos que Apple, en lugar de hacer eso, simplemente contrata a unas personas para que sondeen el mercado buscando pequeñas empresas que están empezando a abrirse paso con ideas interesantes. Pongamos que en 1 año estas pocas personas sondean unos cuantos centenares de empresas, de las cuales seleccionan 10. De esas 10, los directivos deciden comprar 2. Resultado: Apple se ha gastado una pasta en comprar esas 2 empresas, más el sueldo de los "sondeadores" del mercado. Pero fijémonos en dos diferencias:

1. No hay apenas riesgo: como se están comprando proyectos que ya están en el mercado y que se sabe que están gustando a los consumidores, el éxito tras la compra está prácticamente garantizado.
2. En lugar de 10 proyectos, se pueden haber sondeado centenares, quizá miles, con lo cual es más probable llegar a encontrar algo interesante. Con la opción de crear equipos internos de investigación, podría pasar perfectamente que ninguno de los 10 acabase teniendo éxito. Y crear centenares de equipos hubiera sido inviable y costosísimo.

Es decir, que a las grandes empresas les sale más a cuenta que emprendan otros y, si tienen éxito, comprarles su empresa. Cierto que esa compra les cuesta un dinero, pero mucho menos que lo que les costaría crear centenares de equipos de investigación.

Esta estrategia la han usado durante décadas muchas empresas, y de hecho a Microsoft se la ha acusado infinidad de veces de aprovecharse de ideas de los demás, en lugar de crear las suyas. Por ejemplo, su base de datos, SQL Server, fue en realidad una adquisición de este tipo.

Evidentemente, las situaciones no son tan extremas, y las grandes empresas, aunque compran ideas, también mantienen departamentos internos de I+D.

En cierto modo, la "emprendeduría" es el último paso de la externalización. Al principio las empresas tenían trabajadores; luego pasaron a tener becarios, contratos de prácticas, etc.; luego vino la época de las subcontratas; y la compra de empresas es ya el último paso, una externalización llevada al extremo en la que la empresa grande no hace ya nada: es sólo una marca que ha conseguido prestigio, y un montón de dinero. Vaya, que se comporta como un banco, como un inversor; un ente que no crea nada ni asume ningún riesgo, sólo compra cosas que le interesan y se desprende de las que no le interesan. Las ideas, que las ponga otro; el riesgo, que lo asuma otro; ellos se limitan a comprar cuando ya se ve que la cosa va a funcionar. El beneficio gordo, se lo quedan ellos; los sacrificios, que lo pongan esos simpáticos chicos que van a las escuelas de negocio para crear su start-up.

La maestría de la jugada consiste en presentar al emprendedor como el modelo a imitar, cuando en realidad, es el más pringado de todos. Y lo más mágico, genial, y macabro de todo: lo hace contento. Jamás un trabajo externalizado hizo tan feliz a quien lo practicaba. Ni George Orwell hubiera podido imaginar algo así.

Conclusiones

En general, el ambiente de aquella escuela de emprendedores me pareció muy sectario; era como si a esos chavales les hubieran lavado el cerebro para que sacrificasen su tiempo, su salud y sus pocos ahorros en crear futuros productos de las grandes empresas. Por ejemplo, en otra conferencia, apareció un joven emprendedor que había montado una empresa con unos colegas y que se había beneficiado de un programa (creo que de Banesto, pero hablo de memoria), que le había dado la oportunidad de ir a California para asistir a conferencias, intercambiar experiencias con empresarios de prestigio de allí, etc. Algo que no está nada mal, ciertamente, pero me llamó la atención no sólo el extraño entusiasmo del chico, sino el lenguaje de los conferenciantes, que se daban siempre la razón entre ellos, las lapidarias afirmaciones con las que sostenían que la "emprendeduría"  era poco menos que la panacea, la solución a todos los males del mundo. El emprendedor era algo así como el superhombre de Nietzsche, vamos. Qué queréis que os diga, lo vi todo muy sectario; casi me imaginaba que en unos minutos nos harían levantar a todos y cantar Góspel haciendo palmas.

Las conclusiones a las que llegué al final fueron estas:

1. Es digno de admirar que haya gente con el valor necesario para crear nuevas empresas, afrontar nuevos retos, y embarcarse en la aventura de trabajar para sí mismos, en lugar de para otros. Aunque esto ya lo sabíamos, no hacía falta ir a conferencias.
2. Quienes lo hacen, tienen una probabilidad ínfima de llegar a crear una empresa importante. Quizás puedan sobrevivir, pero sería muy raro que consiguieran mucho más.
3. La mayoría de los pocos que lo consiguen (5%) acaban vendiendo su empresa a una multinacional.
4. Los que arrancan pero no acaban de despuntar (20%) malvivirán como hace cualquier autónomo, aunque su suerte puede ser diversa. Aquellos que acaben teniendo una empresa mediana, con unos beneficios aceptables, seguramente son los más afortunados y dignos de imitar.
5. El resto (75%) acabaran, imagino, en la puta calle, tras haber pagado con todo su patrimonio las deudas a los inversores.
6. Una ínfima parte (mucho menos del 1%) decidirá no venderse a las grandes empresas y quizás, con suerte, acaben convirtiéndose ellos mismos en grandes empresas. Es el caso de Google, que se mencionó docenas de veces en las conferencias, pero que no es nada, pero que nada representativo del futuro que le espera a una start-up.

Los porcentajes que pongo son aproximados, hablo de memoria, pero más o menos iban por ahí.

Yo qué quieren que les diga, con unas perspectivas como estas, la "emprendeduría" no me parece nada atractiva. Pero no sólo eso: no me parece que sea para nada la solución de nuestra economía. No puede ser que unos pocos dinosaurios se adueñen del mercado a base de talonario, mientras unos cuantos chavales les hacen el trabajo sucio.

Todo esto a veces me lleva a pensar que las sociedades anónimas no deberían existir. No puede ser que una empresa, que es un proyecto de vida y el resultado de muchos sacrificios e ilusiones, se venda y se compre como si nada. La empresa debe ser de quienes trabajan en ella. En el fondo, deberían ser siempre cooperativas. Si dos empresas deciden fusionarse, de acuerdo, pero no que un inversor mueva las fichas de la economía real como si estuviera jugando al Risk.

Pero eso es para otro artículo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Algunas recomendaciones


Ya sabemos que uno de los vicios de la blogosfera es "mirarse el ombligo", es decir, acabar hablando, no de otras cosas interesantes, sino de sí misma, en una extraña endogamia provocada unas veces por la vanidad de los bloggeros, otras veces por la falta de ideas.

Pero aún así, comentar un poco los blogs que uno encuentra interesantes no está nada mal, porque ayuda a que los lectores descubran sitios valiosos en los que quizá no se hubiesen interesado sin una recomendación previa. Así que hoy os hago tres breves reseñas, por si a alguien le interesa, y porque los autores se lo merecen.

El primero es un blog algo caótico (como el mío), en el que se habla de cualquier cosa, pero en el que no es raro encontrar ideas impactantes, y refelexiones profundas, expresadas de una manera directa y contundente. Se trata del Diario de la crisis. El nombre podría llevar a engaño: no se habla de la actual crisis económica, sino de cualquier cosa, y siempre con un gran sentido crítico, apartándose, si es necesario, de la opinión mayoritaria. 

Los autores son venezolanos, o al menos residen allí, así que a menudo hay referencias a este país y su presidente. Me llama la atención, sin embargo, que su manera de expresarse es muy española, así que la lectura me resulta muy natural.

El segundo: Intersexciones, un blog dedicado a las relaciones sentimentales. Este blog me sorprendió porque, al igual que ocurre con el Diario de una ex-azafata, creo que es muy meritorio hablar siempre sobre un solo tema y, a pesar de eso, resultar interesante la mayoría de las veces. Más aún cuando la "jefa" del blog y autora de la mayoría de los artículos (otros los escriben algunos colaboradores) es de Bielorrusia. Tiene mucho mérito hablar de estos temas con seriedad, pero sin caer en el aburrimiento, con humor, pero sin caer en tópicos, y con desparpajo, pero sin caer en la vulgaridad. Más aún cuando Internet rebosa de páginas que hablar de amoríos y de sexo, pero caen en la cursilería, o en la pedantería de quien pretende ser un gran escritor sin serlo, o se reducen a los típicos diarios de solteras desengañadas que, básicamente, lo único que hacen es soltar bilis sobre los hombres.

Aquí, en cambio, se afrontan las diferentes vertientes de las relaciones de una manera bastante madura, creo, y con un estilo literario bastante alto, en mi opinión. Pero lo mejor son los comentarios. Se ha creado alrededor del blog un cierto grupo de seguidores (básicamente seguidoras) de un gran nivel que, con sus puntualizaciones, son capaces de convertir incluso los artículos mediocres en páginas interesantes sobre el tema. Y fue precisamente una de las seguidoras del blog, Ronronia, la que me sorprendió cuando descubrí que llevaba una página, que es la tercera que voy a comentar.

Se trata del blog What Ronronia Wants. Un blog que habla casi de cualquier cosa, pero especialmente de temas científicos, de una manera muy amena, con muchas referencias a otros sitios donde informarse mejor, y con artículos extensos y profundos. Me pregunto de dónde sacará el tiempo su autora para publicar tan a menudo y con un contenido tan bien preparado. Creo que junto con Fogonazos, es una de las páginas imprescindibles para quienes nos gustan las curiosidades, especialmente las que están relacionadas con la ciencia.

Y hasta aquí las recomendaciones. Espero que las disfrutéis tanto como yo.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Por qué Olvido Hormigos no debe dimitir


A veces hay sucesos que aparentemente son meras anécdotas curiosas e incluso graciosas, pero que contienen un mensaje mucho más profundo, que nos debería mover a actuar para cambiar las cosas. Es el caso del escándalo desatado por un vídeo erótico en el que Olvido Hormigos, concejal del ayuntamiento de Los Yébenes, Toledo, aparece masturbándose. Es un vídeo breve y en el que no se ve más de lo que se puede ver en cualquier playa a la que esta señora fuese a hacer top-less sin que nadie la criticase, pero por lo visto a los meapilas de este país, que siempre han sido muchos y cada vez parecen ser más, les resulta insoportable.

No es la primera vez ni el único lugar en el que la gilipollez colectiva sale a la luz con este tipo de temas. Recordemos el reciente caso de de Karina Bolaños, una viceministra de cultura de Costa Rica que tuvo que dimitir por algo parecido. Y quién no recuerda el caso de Clinton, aunque aquello fue ligeramente diferente. Este tipo de cosas te hacen recordar que, en el fondo, la sociedad tiene los políticos que se merece: corruptos aburridos. Gente a la que nunca pillarán en un vídeo masturbándose, porque están más ocupado amañando concursos públicos para favorecer a la empresa del cuñado, o construyendo un aeropuerto en medio de la nada con un dinero que no tienen pero que tampoco les importa porque, total, nadie les va a pedir responsabilidades.

El tema ha llegado tan lejos que la concejal dimitió ayer mismo, según he entendido por lo que leo en Internet, al parecer porque no se sentía cómoda con las críticas y comentarios de sus vecinos y por la manera en la que este hecho pudiera afectar a la imagen de su partido y a la suya propia como política.

Fíjense cómo será la cosa que, en realidad, el vídeo ni siquiera lo ha subido ella. Por lo visto alguien (no se sabe aún quién) consiguió el archivo (no se sabe aún cómo) y lo subió. Ella no ha hecho otra cosa que grabarse a sí misma, nada más, ni siquiera lo ha hecho público. Pero ahí la ven ustedes, dimitiendo.

Todo esto me lleva a pensar varias cosas:

1. Me pregunto qué coño le importa a la gente que alguien se grabe en vídeo, sea éste erótico o no, de cara a valorarlo como político.
2. Me pregunto si hay algo malo en que una señora se masturbe, e incluso en que lo grabe, si es que esa grabación es privada suya y no la difunde por ahí. Y me respondo que nada, y que me cuesta mucho creer que nadie que no sea un santurrón retrasado piense de otra manera.
3. Me pregunto si por ejemplo a Carlos Fabra (por poner un ejemplo entre mil, porque España está plagada de casos de todos los partidos políticos) le afectan en su conciencia todos los mamoneos que lleva a cabo desde su cargo político, si algún día le quita un sólo minuto de sueño el derroche de dinero de su estúpido aeropuerto, un dinero que tan necesario sería para las arcas públicas. Seguro que no.
4. Me pregunto a continuación si Fabra habrá tenido que aguantar críticas y burlas de sus conciudadanos que le molesten hasta el punto de dejar su cargo por su propia tranquilidad y por el bien de su partido. Seguramente tampoco.
5. Me pregunto entonces si tiene sentido que, mientras gente como Fabra campa a sus anchas sin molestarse lo más mínimo despues de desarrollar una labor pública tan poco digna, tengamos que ver cómo la concejal toledana dimite por algo que en nada debiera afectar a su cargo público.
6. Me pregunto también qué catadura moral tienen los partidos políticos que, desde su seno, ni censuran los mafiosos como Fabra (desde el PP se le ha llegado a llamar "ciudadano ejemplar"), ni piden a Olvido que reconsidere su dimisión (la concejal ha recibido múltiples apoyos, pero a título particular, aún no he escuchado ninguna declaración oficial del PSOE).
7. Me pregunto también qué catadura moral tendrán aquellos ciudadanos, que en medio de una crisis como la actual, una falta de dignidad política tan grave como la actual, con listas electorales plagadas de imputados y de reconocidos corruptos, no tienen otra cosa que hacer que juzgar a sus cargos en base a vídeos privados que nada tienen que ver con su actividad pública.

Por todas estas cosas, creo que sería positivo que Olvido Hormigos reconsiderase su dimisión. Incluso se ha abierto una página para recoger firmas, en la que yo mismo ya he firmado, por supuesto. Porque no, no es un asunto local de Los Yébenes, es algo mucho más grave. Es algo que nos lleva a plantearnos qué idea tenemos los ciudadanos acerca de la dignidad de un político y qué idea tienen ellos mismos y sus partidos al respecto. Porque la dimisión, en cualquier puesto, sea político o no, sólo puede deberse a dos razones. Una es la imposibilidad de realizar su labor (problemas de salud, falta de capacidades, etc.), que encuentro que no es el caso. La otra, es una cuestión de dignidad. Dimite quien cree que es indigno del cargo o cree que los demás lo van a considerar así. Y ahí es donde yo quería llegar: ¿Dignidad, es salir a la palestra con cara de amargado, como Rajoy? ¿Falta de dignidad es masturbarse, e incluso grabarlo? 

La realidad es que nuestra sociedad tiene un nivel cultural y democrático muy bajo, y si queremos que algún día las cosas sean de otra manera, es necesario moverse, dar la cara y enviar un mensaje de aliento a quienes creemos en la verdadera dignidad, y de rechazo a quienes critican sin razón. Y si Olvido dimite definitivamente, se estará haciendo todo lo contrario: se estará lanzando el mensaje de que todo está perdido, de que la dignidad de una persona que está en la política no depende tanto de lo que robe, sino de que se le vean las tetas. 

Entiendo que no debe ser fácil, y que debe haber motivos totalmente personales que lleven a Olvido a dimitir a pesar de todo, por su propia tranquilidad. Pero todos sabemos (y quienes entran en la vida política lo deberían saber más que nadie) que a veces hay que hacer sacrificios personales para conseguir un bien colectivo. Dar la cara en un caso como este y responder con valentía a las críticas, no sólo devolvería una cierta dignidad a su partido y a la política española, sino que seguramente haría mucho más bien por las mujeres y su proyección en la vida pública que cien pomposos ministerios de Igualdad, con sus correspondientes Bibianas Aído.

Por todas estas cosas, me sumo a las innumerables peticiones para que Olvido no dimita. Porque aunque el vídeo es totalmente personal, y su cargo es puramente local, este asunto es cosa de todos.

Imagen: http://caminohacialavidaenigualdad.blogspot.com/2012/06/dia-51-quien-soy-yo-verguenzaatrevimien.html

Actualización: Leo que de momento Olvido no piensa dimitir, lo cual me alegra sobremanera. Gracias a todos los que la han apoyado para que reconsidere su decisión.